Virgen del Carmen
Es promesa de la Virgen del Carmen, que quien lleve esta oración consigo no tendrá muerte trágica.
Santísima Virgen María, que habéis sido concebida sin pecado, os elijo hoy por Señora y Dueña de esta casa, y os pido por vuestra Inmaculada Concepción, os dignais preservarla de la peste, del fuego, del agua, del rayo, de los terremotos, de los incendios, de los ímpios, de los bombardeos, de los peligros de la guerra. Bendecid y proteged a las personas que la habitan, y concededles la gracia de evitar el pecado y todas las demás desgracias y accidentes.
¿Tienen remedio mis necesidades? ¡Si las tienen!
Acude a la Santísima Virgen María, con esta oración:
Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han recurrido a vuestra protección, implorando vuestra asistencia, reclamando vuestro socorro, haya sido desamparado de vos, animado yo con esa confianza, a vos, Madre, Virgen de las Virgenes, acudo, a vos vengo, en vuestra presencia me pongo lloroso pecador. No desprecéis mis súplicas, oh Madre del Verbo divino, antes bien escuchadlas propicias y atendedlas.
Amén.
(Trescientos días de indulgencias cada vez y plenaria al mes).
Oh Señora mía, oh Madre mía, yo me ofrezco enteramente a vos, y en prueba de mi filial afecto, te consagro en este día, mis ojos, mi oído, mi lengua, mi corazón, en una palabra, todo mi ser, ya que soy todo vuestro, oh Madre de bondad, guardarme, defenderme y protegerme como cosa y posesión vuestra. Así sea.
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