El bismuto es un elemento químico con número atómico 83 y símbolo Bi.
Es de aspecto opaco, vidrioso y frágil ante los impactos y tiene un brillo metálico resplandeciente.
En la naturaleza el bismuto presenta una combinación de color plata, blanco y con algunos tonos rojizos. Sometido a un proceso de oxidación, presenta formas y colores tan bonitos como los que podemos ver en estas fotografías.
Es uno de los minerales menos abundantes de la Tierra, eso explica su precio relativamente alto en comparación con otros minerales más abundantes.
Se extrae por minería y se encuentran yacimientos de este mineral en Rusia, Alemania, Bolivia y China entre otros.
Su vida media se estima en 20 trillones de años, por lo que se dice que será el último elemento en desintegrarse en el universo.
Como curiosidad, decir que es uno de los pocos metales que se expande al solidificarse.
Ya era conocido por los Incas que lo utilizaron junto a otros metales en aleación con bronce para confeccionar cuchillos.
En la Europa Occidental se descubrió sobre el siglo XIII en el macizo de Erzgebirge. Se sabe que los mineros del lugar mandaron muestras a los alquimistas de esa zona para que las analizaran. También se encuentran escritos de este mineral por Paracelso (1493-1541) y por Georgius Agricola (1494-1555).
Se lo considera una piedra de la Nueva Era y se dice que al cambiarnos de casa el bismuto debería ser lo primero en entrar y lo último en salir.
Nos ayuda a equilibrar, nutrir y activar la energía de nuestros chakras y a conectar con planos de existencia más elevados, conectando el mundo físico con el plano astral.
Al ser un metal altamente potente para cincelar nuestra mente, nos ayuda a potenciar nuestra creatividad.
Es muy útil en meditación.
Neutraliza campos magnéticos.
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