Oración a la Virgen María
Madre admirable
tesoro de calma y serenidad
la amamos por la luz
de sus ojos bajos,
por la paz de su rostro,
por la altura reveladora
de su plenitud interior.
Ella es la Virgen
de lo invisible, de lo esencial.
Le suplicamos que nos desate,
que nos desprenda de lo que se ve,
para llevarnos y fijarnos
sobre lo invisible que sus ojos miran
la invisible presencia,
la invisible vida,
la invisible acción,
el invisible amor.
Que en nuestros días ocupados
y sobrecargados,
nos guarde en la luz de las cosas que no se ven
Que a través de lo accesorio
que nos solicita y seduce
con frecuencia,
Ella, nos dé también
sentido y hambre de lo esencial.
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