El juego de la Oca no tiene un origen concreto ya que nadie sabe a ciencia cierta cuando se originó, aunque hay una teoría que mantiene que fueron los Templarios y los Constructores quienes crearon este juego y lo vincularon al Camino de Santiago.
El juego de la oca al igual que el camino de Santiago, es símbolo de la capacidad operativa del espíritu sobre la materia.
Los compañeros constructores fueron dejando toda una simbología que evidentemente parece estar muy conectada al camino y a este juego. Algunos de los símbolos que nos dejaron y que se pueden encontrar en casi todas las catedrales e iglesias fueron espirales, laberintos, pozos, y patas de oca.
El juego de la oca es un camino protegido por Cibeles (que se transformaba en oca), protectora del que iniciaba un camino hasta llegar a su objetivo.
El juego de la oca representa el nacimiento, (desde donde empezamos a encontrar una serie de dificultades a superar hasta llegar al Nirvana, al conocimiento físico, material y espiritual de todo), el crecimiento, la madurez y la transmutación a través de la muerte.
En el tablero nos encontramos con la espiral que representa el crecimiento, la evolución, la transformación, el cambio y desarrollo continuo del universo y de los seres que habitan en él.
La espiral es una de las formas más extendidas de la naturaleza y representa todo lo que existe.
En el tablero también podemos ver la dualidad. Hermes Trismegisto decía en su principio de la polaridad: Todo es doble, todo tiene dos polos, todo, su par de opuestos, los semejantes y los antagónicos son lo mismo, los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado, los extremos se tocan, todas las verdades son semi-verdades, todas las paradojas pueden reconciliarse.
En el tablero también vemos la espiral en círculo que es una representación del cielo, y la tierra que está representada por la forma cuadrada del tablero.
Y como punto final, decir que el Camino de Santiago, representado en el juego de la oca debía hacerse en trece días, número de ocas que contiene el tablero y ha de empezarse desde fuera, desde Francia y nos permite hacer una gran introspección para conocernos a nosotros mismos, para adquirir una mayor sabiduría que a su vez nos dará una comprensión más amplia del microcosmos (nosotros) al macrocosmos (el universo). Como decía Hermes Trismegisto: lo que es arriba es como lo que es abajo.
