¿Cómo se fabrica el incienso japonés?
El incienso japonés se hace con maderas de sándalo, aloe, resinas, especias y aceites esenciales. Algunos sólo llevan ingredientes vegetales, otros contienen, además, aceites de perfumería certificados por el IFRA (International Fragance Association) y colorantes para distinguir unas barritas de otras.
Este incienso es probablemente el más natural de los que hay en el mercado y cumple los estrictos requisitos de sanidad y calidad de Japón.
La base del incienso japonés es un árbol que se llama tabu. Esta corteza tiene la particularidad de que una vez está pulverizada, al mezclarse con agua, crea una masa moldeable como la plastilina a la que se le puede dar forma de barritas.
1. Se añade agua y la mezcla de ingredientes y se amasa en muelas. El proceso de fabricación del incienso es una labor delicada. El buen hacer y la experiencia de los maestros artesanos son fundamentales para controlar todas las variables que afectan a una barrita de incienso: la calidad y origen de las materias primas, la temperatura, la humedad del aire, el agua usada en la mezcla, el tiempo de secado...
Cuando la pasta tiene la consistencia adecuada se le da la forma de espaguetis.
Las barritas se cortan para igualar su tamaño y se dejan secar en bandejas de madera en una gran sala en donde humedad y temperatura son cuidadosamente controladas.
El incienso permanece en la fábrica hasta que se endurece. Después se envasa para enviar por todo el mundo.
Todo influye en que el resultado final sea una barrita que arda correctamente y que emita delicadamente su fragancia.
Los japoneses son muy respetuosos con el incienso y son grandes consumidores utilizandolo a cualquier hora del día y en cualquier ocasión. También lo usan como ofrenda a sus ancestros y en sus altares religiosos.
Se cree que la utilización del incienso les llegó a través del budismo y de los monjes budistas, muchos de ellos venían de China y al llegar por primera vez a Japón lo introdujeron. Esta introducción se debe en parte a que el incienso en budismo es muy importante ya que se utiliza principalmente para purificar y crear un espacio sagrado en sus meditaciones, ceremonias, mientras recitan oraciones, en reuniones de la sangha, iniciaciones y otros rituales religiosos.
El incienso nos proporciona tranquilidad, limpieza y purificación de ambientes además de perfumarlos. Todo esto hizo que el uso del incienso saliera de los monasterios y se empezara a extender en el ámbito popular entre la gente de pueblos y ciudades.Fue a partir de ese momento que se empezaron a crear grupos de personas que se reunían para hablar de sus conocimientos sobre el incienso. De ahí nació la ceremonía de Koh-Do o "arte del incienso". Koh significa incienso y Do se refiere al camino infinito del aprendiz de un arte.
En japonés un Do implica un cuerpo de sabiduría y tradición con una ética y estética sustentadoras que tienen las características de la especialización, transmisividad, normatividad, universalidad y autoridad. También se traduce como camino y método.
La ceremonia del Koh Do consiste en dar a oler a las personas que se reunen, diversas variedades de incienso, que deberán identificar y valorar.
De las primeras reuniones o Koh Do surgieron las diez virtudes que los japoneses otorgaron al incienso y que hoy en día siguen estando vigentes.
1. Trae la comunicación con lo trascendente.
2. Purifica la mente y el cuerpo.
3. Elimina impurezas del ambiente.
4. Mantiene la alerta.
5. Acompaña tu soledad.
6. Trae un momento de paz, en medio de la vida ocupada.
7. Nunca te cansas de usarlo.
8. Su eficacia perdura en el tiempo.
9. La edad no cambia su percepción.
10. Se puede usar todos los días, no hace daño.
Para los amantes del incienso, las diferentes fragancias de estas varitas japonesas os transportarán a otro nivel de percepción.
Más información en: The Sacred Wolf Barcelona
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