Momotaro es el protagonista de un cuento infantil japonés.
Érase una vez una pareja de ancianos que no conseguía tener hijos, sintiéndose muy solos. Un día encontraron flotando en el río un melocotón enorme. Lo trajeron a su casa y del melocotón -momo en japonés- surgió un niño fuerte y sano: el deseo de los abuelos había sido concedido. Momotaro creció en un entorno amoroso y se volvió un chico muy valiente: consiguió acabar con los demonios de la isla Onigashima y pasó a ser un héroe para todos sus habitantes.
Okiagari-koboshi quiere decir literalmente "pequeño monje que se pone de pie". Se trata de un muñeco tentetieso tradicional japonés hecho con papel-maché.
Está concebido de tal manera que siempre vuelve a la posición vertical aunque se le intente volcar hacia un lado. Los okiagari-koboshi han formado parte de los juguetes de los niños japoneses desde hace mucho tiempo. Ya se mencionaban en unos escritos del siglo XIV.
Durante el Tokaichi o Mercado del décimo día, los clientes sueltan unos cuantos muñecos a la vez y se dice que los que se mantienen de pie son los que traen buena fortuna.
También simbolizan la perseverancia y la resistencia ante la adversidad. Recuerdan este viejo proverbio japonés: "7 veces caigo, 8 veces me levanto". Según la tradición, se regala un muñeco por cada persona de la familia más uno, con la esperanza de que nazca un bebé durante el año.
Más información en: The Sacred Wolf Barcelona
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